La lumbalgia es una afección muy común entre los jóvenes y adultos mayores. Puede darse tanto de una forma puntual como convertirse en una dolencia crónica. Las causas que la originan son diversas, así como los síntomas que evidencian su presencia. En cualquier caso, es importante conocer los tratamientos para poder ponerle remedio cuanto antes.

¿Qué es la lumbalgia?

También conocida comúnmente como lumbago, se identifica como un fuerte dolor en la parte baja de la espalda. De forma más específica, se sitúa entre las últimas costillas y los glúteos. Puede que la sensación se extienda hasta las piernas, tratándose entonces de un dolor lumbar irradiado. Asimismo, si alcanza los pies, sería más adecuado identificarla como ciática (llamada también lumbociática).

En el caso de que la molestia dure menos de seis semanas, hablaríamos de una lumbalgia aguda. Si persiste más tiempo, ya se consideraría una lumbalgia crónica.

Causas del lumbago

El dolor lumbar, pese a darse en tantas personas, no siempre tiene un origen claro. De hecho, solo un porcentaje muy bajo de los diagnosticados sabe con exactitud a qué se debe su dolencia.

Sin embargo, son mucho más frecuentes las causas de origen mecánico que pueden provocar este tipo de dolor: desde malas posturas, estrés y lesiones musculares a levantar pesos demasiado altos, entre otras. Son benignas, y se llaman así por proceder de alteraciones estáticas en las estructuras que conforman la columna.

Síntomas de la lumbalgia

Además del evidente dolor que comporta esta patología, hay toda una sintomatología asociada a su padecimiento. En términos generales, se identifican los siguientes síntomas:

  • Contracturas musculares.
  • Rigidez y falta de flexibilidad.
  • Parte baja de la espalda inflamada.
  • Hormigueos y adormecimiento de la zona.
  • Dificultades a la hora de hacer movimientos con normalidad.

La prevalencia de la lumbalgia en España es de casi el 15 % entre la población mayor de 20 años. De ella, el 3 % vive lo que se conoce como lumbalgia aguda incapacitante.

Porque  el dolor de lumbares puede llegar a ser incapacitante. Tanto es así que el lumbago es la principal causa de baja laboral en trabajadores de menos de 45 años.

Para prevenir en lo posible que esto ocurra, se recomienda tener una buena higiene postural. No hacer movimientos demasiado bruscos ni curvar la espalda hacia delante mientras se trabaja sentado. Recordar que el sobreesfuerzo muscular y las malas posturas generan buena parte de los problemas de espalda más habituales.

También es importante relegar la actividad física a un plano secundario si se está en pleno ataque de lumbalgia. Cuando este remita, se podrán retomar los ejercicios con normalidad de forma paulatina. Se recomienda incorporar a la rutina diaria o semanal una sesión de estiramientos, ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento muscular.

lumbago

Tratamiento para el dolor de lumbares

Dependiendo del grado de dolor, hay unas soluciones más eficaces que otras. Por suerte, la mayoría de los casos pueden resolverse con alguna de las siguientes opciones:

  • Mantener reposo. Descansar tumbado boca arriba puede aliviar el dolor y acelerar la recuperación. No hay que abusar de este recurso, ya que puede volverse contraproducente. Como máximo se recomienda mantener la inactividad durante dos días.
  • Aplicar frío y calor. Alternando ambas opciones se podrá combatir de una forma más eficiente la inflamación. Sirve también para reducir la tensión que se ha ido acumulando en los músculos.
  • Medicación por vía oral. Los fármacos antiinflamatorios y los relajantes musculares son muy útiles a la hora de calmar el dolor lumbar. Eso sí, siempre que el médico especialista los recomiende.
  • Ejercicio físico. Un torso correctamente ejercitado reduce la posibilidad de padecer los dolores en la espalda. Los músculos de esta zona, así como los del abdomen, sirven para mantener la postura erguida.
  • Fisioterapia. La relajación manual de la musculatura mediante masajes y ejercicios articulares ha demostrado sobradamente su eficacia.
  • Terapia de láser. En LASERDOL se aplica un tratamiento láser de 6 sesiones que logra disminuir tanto la inflamación como el dolor. El láser utilizado trabaja con una longitud de onda y una intensidad adecuada para la reparación de los tejidos y la disminución de la inflamación. Los tejidos afectados se reparan con cada aplicación, recuperando la zona por fotobioestimulación, de forma más rápida e indolora que otras opciones. No tiene contraindicaciones y no es invasivo. En las 2 primeras sesiones se percibe una mejoría notable.